El día noveno del actual mes se mantenía con el ajetreo habitual desde que la Orden de El Alba de Plata trasladara a los heridos a nuestra zona. Algunos miembros de dicha orden andaban por el campamento, ya bien charlando o cuidando de los heridos, mientras que Sir Tristan discutia con la Capitana Eriadna sobre el movimiento a realizar hoy. De pronto, sin aviso alguno, una fulgurosa luz, dirigida desde la Tumba de Sargera apareció, acompañada con una potente explosión, que dejó perplejos a los miembros de la Cruzada.
Instantes después Sir Tristan dio ordenes a su orden para ponerse en marcha.
De la misma manera, la Capitana Eriadna nos informó del movimiento de esa noche: Limpiar y peinar el terreno de la Costa Abrupta, eliminando las amenazas que pudiéramos encontrar por el camino. el Hermano Hope, Sir Lautom, y la capitana Eriadna, junto a un servidor nos pusimos en camino con nuestros caballos.
Nos separamos del grupo del Alba de Plata y purgamos a 2 demonios de mayor poder, y algunos más débiles. Uno en especial, nos dio más trabajo, se trataba de un caballero vil, cuya impía resistencia nos obligó a duplicar nuestros esfuerzos, pero sin embargo, cayo bajo el embate de los Caballeros de Ashkandi.
Tras la purga, regresamos al campamento; de camino a este, encontramos a los miembros del Alba de Plata, que caminaban serios y raudos hacia el campamento, con un ambiente de tristeza. Uno de sus miembros, un sanador conocido como Gerold, cayó en combate contra los demonios, y otro resultó gravemente herido, pero sobrevivió tras muchos esfuerzos.
En el propio campamento, la tristeza inundaba el lugar, los Caballeros de Ashkandi nos hicimos a un lado, y dejamos a la Orden llorar la perdida de su miembro, sin embargo, la noche aun no había terminado, y la verdadera batalla aun estaba por comenzar. Terminadas las lamentaciones, el Alto Señor del Alba de Plata, informó de los nuevos planes a la Capitán Eriadna y dio la orden a sus hermanos para comenzar los preparativos. Íbamos a enfrentarnos al enemigo que el días atrás nos puso en jaque; acabaríamos con el Señor del Foso.
Tras un discurso de la Capitán, los Caballeros de Ashkandi, ahora con la presencia del Padre Soulerg, partimos junto al Alba de Plata y la lanza de A'Dal, a las puertas de la Tumba de Sargeras, donde su cancerbero aguardaba. La Cruzada se puso en posición, frente a la explanada de aquellas puertas del Infierno, y allí estaba; un poderoso Señor del Foso, cuya voz retumbaba y empequeñecía hasta los corazones más valientes, cada paso suyo provocaba temblor. La linea de la Cruzada se mantuvo frente al poderoso demonio, y el combate comenzó.
Los Caballeros nos hicimos a un lado, y preparamos una potente Luz Cegadora, que dañó al señor del foso, mientras que la linea principal de infanteria, conformada por el Alba de Plata, y la Lanza de A'Dal, sostuvo el embate del Señor del Foso, que atacaba sin piedad alguna, llegando a dañar a todos con sus infernales ataques. El combate continuó, tratando de dañar las extremidades de la bestia, mientras que tratabamos de aguantar sus ataques, y nuestros sanadores, enmendarlos.
La confrontación se alargó hasta dos horas, donde a cada golpe que dábamos no parecia que el Señor del Foso cediera, y el desgate comenzaba a hacerse notar. Sin embargo, el Ocaso de la Legión nos brindó su ayuda. Subiendo por la colina dispararon unas cadenas al señor del foso, que lo derribaron , y tuvimos la oportunidad de atacar. Los ataques se redoblaron, sin embargo, el poderoso demonio se deshizo de sus ataduras, y lanzó un poderoso ataque, que hirió a varios de los nuestros, todo parecía volver a encaminar al combate de desgaste, pero una de las sanadoras del Alba de Plata, la sacerdotisa Selene, en uso de toda su energía restante, sanó a todos los miembros de la Cruzada, revitalizando nuestro espíritu, y salvando a varios de una muerte segura. El demonio se enfureció, perdiendo los estribos, y justo en ese momento, su garganta fue atravesada por las gujas de la cazadora Alhana. Tras esto, el Señor del foso comenzó a brillar y explotó en una poderosa ráfaga de fuego vil. Los caballeros fuimos protegidos por la magistral intervención del Vindicador Valduum, que alzó su escudo y usó la Luz para protegernos en una cuña a los de detrás. El resto tambien pudo salir indemnes. El enemigo cayó, frente a las puertas que guardaba, y la Cruzada se anotó su más gloriosa victoria.
Destacar la templanza y perseverancia de la Lanza de A'dal, cuyos miembros llegaron hasta la extenuación luchando contra el enemigo, a pesar de sus numerosas heridas. Tambien al Alba de Plata, que mantuvo fervientemente la linea sin ceder. Por supuesto, el gran trabajo ofensivo, y la coordinación de los Caballeros de Ashkandi, que lucharon constantemente, a pesar de las heridas, tratando de reducir a la Bestia, y en especial mención al Hermano Hope, que se interpuso entre los ataques del Señor del foso y los heridos que estaban a punto de morir, hasta que fueron curados.
Finalmente, nuestro pésame al hermano del Alba de Plata, Gerold, que cayó valientemente en combate, luchando por un futuro mejor para Azeroth, y sus habitantes. Que la Luz le guié en el más allá.
Atte. Sir Lundgren Kleist,
Vicario de la Espada de la Orden de Ashkandi.